Historia sobre un chico homosexual convertido en exhibicionista. Si el relato gusta me enviarán más capítulos.
Todo comenzó en mi segundo año en la universidad. Estaba a punto de cumplir 19 años y recientemente había salido del armario. Yo no era demasiado popular y sólo tenía unos pocos amigos. Mis mejores amigos en realidad sólo eran Katia y Bea, y Juan. Así que mi salida del armario no fue una cosa muy importante en la escena social. No tenía pluma, y mi aspecto era de empollón, físicamente delgado y guapo, pero nada que llamase demasiado la atención.
Poco después de salir encontré mi primer novio, Carlos. Él era una de esas personas super sociables y enrolladas, al principio yo no podía creer que él me quisiera a mí! La relación comenzó con un par de citas muy divertidas, pero sólo duró alrededor de tres semanas, ya que yo era muy tímido respecto al sexo y yendo a fiestas y tal. Mientras estábamos saliendo, Carlos empezó a salir con un chico muy atractivo llamado Andres, que era social y sexualmente más apto que yo. Andres también era más atlético y musculado. Como se puede adivinar, Carlos finalmente me dejó por Andres, lo que me deprimió por un tiempo.
Andres me dio una sensación extraña. Él me miraba como si me estuviera examinando, pero al mismo tiempo con un poco de burla, casi como si estuviera pensando: "jaja, robé a tu novio." Realmente quería meterse conmigo. De hecho, una vez Katia le escuchó decir, "¿Dónde está Fer?, me gusta burlarme de él."
Todo cambió la noche del "Campamento". El "Campamento" era una noche en mayo en la que los estudiantes pasan la noche en el campo de fútbol y las zonas de alrededor, al aire libre. Se podía acampar y jugar a varios juegos. Yo tenía que ir obligatoriamente. Me habían encargado hacer fotos y videos del evento para la web de la universidad. Estaba en ello cuando ví a Carlos, Andres, y su grupo de amigos, acampados en el campo de fútbol, lleno de tiendas de campaña. Todavía me sentía mal por la ruptura, por lo que intenté evitarles toda la noche, tratando de mantenerme tan ocupado como fuera posible con mi tarea dada para documentar el evento.
Afortunadamente, Katia, Bea y Juan estaban allí, así que me quedé muy cerca de ellos. Sin embargo, alrededor de las 11 Juan tuvo que irse, y Katia y Bea, que habían desarrollado una amistad con Carlos mientras estábamos saliendo, le vieron en las gradas con Andres, y quisieron ir con ellos. Insistieron en que las acompañase, pero simplemente no podía, debido a mi corazón roto. Así que se fueron ellas, lo que me molestó mucho. Durante la siguiente media hora o así, caminé torpemente por el lugar, que se llenaba cada vez más debido a que la banda estaba a punto de comenzar a tocar.
Eran las 11:45 pm, cuando sentí un golpecito en el hombro. Me di la vuelta y vi a Andres. Tragué saliva, nervioso y sin nada que decir, mientras me miraba fijamente a los ojos. Se limitó a decir: "Oye, sígueme" y se dirigió hacia la parte de atrás de las gradas.
Por un momento me quedé quieto, sin habla y sin saber qué hacer. Al final reaccioné y corrí detrás de Andres. Llegamos detrás de las gradas y de inmediato empezamos a enrollarnos. Al principio estaba tan sorprendido que simplemente dejaba que me besara, pero luego comencé a besar yo también.
Estaba tan caliente que ni me importó que pudieran vernos. Pero todo esto era demasiado extraño. Me separé y le pregunté: "¿Qué es todo esto?"
Andres respondió: "Te quiero a ti, sólo estaba usando a Carlos para llegar hasta ti."
Le dije: "Pero si ni siquiera me habías hablado nunca..."
Antes de que pudiera terminar la frase mi camisa estaba por encima de mi cabeza y fuera de mi cuerpo. Traté de hablar de nuevo, pero sólo balbuceaba palabras ininteligibles al ver como Andres se quitaba la camisa revelando su increíble físico. Tengo que admitir que sentí un poco de vergüenza, ya que yo estaba lejos de su forma física y no tenía demasiada definición muscular. Aunque Katia y Bea siempre dicen que les encanta mi culo "redondito".
Andres se acercó a mí y puso sus manos directamente en mi cinturón, para aflojarlo y quitármelo. Gemí mientras él procedió a desabrochar mis pantalones cortos y tirar de ellos y mi ropa interior hacia abajo, hasta los tobillos. Oí a la banda comenzando a tocar y de inmediato recordé donde estaba.
Protesté dócilmente, "Andres... no... para. ¡Todo el mundo está ahí mismo!"
Andres me miró, sonrió, y dijo riéndose: "Qué friki eres."
Murmuré algo como "pero alguien podría...", pero inmediatamente Andres me hizo callar poniendo sus labios en los míos.
Después colocó ambas manos en mis caderas. Podía sentir su enorme bulto presionando contra mi entrepierna. Yo estaba fascinado.
"Vamos, no seas tan mojigato. Divirtámonos y mostrémosle a Carlos lo que es bueno", dijo en un suave tono seductor.
Casi en trance, le respondí con un simple: "Vale."
Andres procedió a sacar mis pantalones y calzoncillos de mis tobillos, junto con mis calcetines y zapatillas de deporte. Entonces dijo: "Quiero verte posar para mí."
Podía oír a la gente por encima y detrás de mí en las gradas, y a la banda comenzando su primer número. Empecé a tener dudas.
Pero después de un poco de persuasión de Andres, comprendí que debería aflojar. Tal vez si hubiera hecho cosas así desde el principio, Carlos no me habría dejado. Procedí a posar en todo tipo de posiciones provocativas, mientras que Andres me hacía fotos con mi cámara. Pensé que como era mi cámara no pasaba nada, yo podría borrar las fotos luego si quisiera. Debo admitir que me excitó estar completamente desnudo con tantas personas alrededor que no lo sabían. Yo estaba realmente entregado y disfrutando cada vez más, cuando Andres me pidió que cerrara los ojos. Cosa que hice, por supuesto.
Segundos después los abrí, y contemplé a Andres marchándose, con su camisa puesta de nuevo y mi ropa y la cámara bajo el brazo.
Me quedé sin habla y con la boca abierta. Corrí tras él "¡Espera!, ¿a dónde vas? ¡Andres!"
Andres, que ahora estaba de pie justo fuera de las gradas donde cualquiera podía verlo, me miró y se rió, diciéndo: "¡No puedo creer que de verdad pensaras que quería algo contigo!"
Al darme cuenta de lo que estaba ocurriendo, le miré desesperado y le supliqué, "Andres, por favor, sólo dame mi ropa..."
Se burló, fingiendo considerar la solicitud y luego con indiferencia dijo: "Uhm... No, mejor me voy a enrollarme con tu novio" y empezó a alejarse.
Patéticamente exclamé "¡Nooo!", y por un momento salí corriendo tras él dejando la cubierta de las gradas.
"¡Oh, mierda!" Exclamé cuando entraron en mi campo de visión cientos de personas del público del campo de fútbol, en las gradas a mi izquierda y derecha. Rápidamente volví atrás, y hablé en voz baja pero fuerte para llamar la atención de Andres.
"¡Andrés!"
Se dio la vuelta y dijo en voz muy alta, "¡¿SÍ?!"
Pero me quedé sin palabras. No había nada que decir. Andres había decidido que iba a coger toda mi ropa y dejarme aquí. Lo único que fui capaz de murmurar fue: "¡¿Por qué me haces esto?!"
Andres, que parecía divertirse con la pregunta, caminó más cerca de mí y me dijo: "Porque me gusta verte avergonzado. Me pone mucho. En realidad no quiero nada contigo, después de todo, estoy fuera de tu liga. Pero sí quiero verte desnudo y avergonzado porque es realmente encantador."
Le miré sorprendido.
"Por favor..."
A lo que respondió con un rápido "¡Nop! ¡Lo siento Fernandito, quiero que le dé un poco el aire a tu pito!". Entonces se dio la vuelta y corrió, pero antes se detuvo un momento y me gritó "Oh, y yo no me escondería ahí demasiado tiempo, porque planeo decirle a los de seguridad que encontré a un pervertido tras las gradas!" mientras sostenía mi cámara de vídeo!
"¡Mierda!" -exclamé mientras procesaba lo que había sucedido- ¡Soy tan estúpido! No sabía qué hacer. Esperaba que Andres regresara y que estuviera bromeando sobre la seguridad. Hasta que vi aparecer una linterna y la silueta muy reconocible de la mujer de seguridad de la escuela, Bárbara, a la que solían llamar "la marimacho".
Yo no tenía a dónde ir. Miré alrededor frenéticamente. Vi un contenedor de basura un poco más allá de las gradas, corrí hacia allí y me escondí encorvado detrás de él. A pocos metros en frente de mí estaba el campo de fútbol, y a mis lados había gradas llenas de gente, mientras la banda daba un concierto. ¡Estaba tan jodido! Recordé lo desnudo que estaba cuando pude sentir las hojas de hierba frotando contra mi culo.
Justo entonces escuché a alguien riendo directamente encima de mí. Levanté la vista para ver a un chico y una chica comiendo helado que me habían descubierto cuando vinieron a tirar sus envoltorios. La chica estaba riendo incontrolablemente, y el chico entre risas dijo: "Ey coleguita, ¿qué haces ahí agachado?"
Como si las cosas no pudieran empeorar, mi mundo se volvió aún más gris.
"¡Eh! ¡Te he visto, quédate ahí!" Me gritó la vigilante de seguridad.
Empezó a correr hacia mí. Salí de mi escondite y tropecé en pánico justo delante de las gradas. Immediatamente me congelé, ni siquiera fui capaz de cubrirme, solo me quedé mirando con la boca abierta los asientos llenos de estudiantes contemplándome. Hubo un silencio inicial sobre la multitud, pero luego apareció Bárbara.
-¡Eh, pequeño pervertido, vuelve aquí!
Comencé a huir y el silencio rápidamente se convirtió en risa, la verdad es que debía de parecer una escena muy cómica. Corrí por el campo de fútbol, ya que había un montón de tiendas de campaña tras las que poder esconderme. Por desgracia para mí, Bárbara estaba muy bien entrenada y no conseguía librarme de ella, la tenía detrás todo el tiempo.
Mientras corría más allá de las tiendas oí muchas risas y silbidos, junto con cosas como "¿Pero qué carajo...?" - "Ese chico... ¿es Fernando? ¡Oh dios, conozco a ese tipo!"
Para entonces todos se habían dado cuenta de que alguien estaba corriendo por ahí desnudo. La banda incluso había dejado de tocar, y pude oír a los cantantes bromeando, silbándome y tarareando canciones típicas de espectáculos de striptease. Esto hizo aumentar aún más las risas a través de las gradas y del campo de fútbol.
Sin embargo, alcancé la cumbre de mi humillación cuando pasé junto a la manta en la que Carlos, Andres, Katia y Bea estaban pasando el rato. Me congelé y sólo los miré. Andres estaba de pie, gritando y agitando el puño como si animase en un partido, mientras Katia y Bea me miraban desconcertadas. Carlos me miró con los ojos muy abiertos y las manos sobre la boca, mientras intentaba esconder su risa.
Carlos alzó las manos y exclamó: - ¡Fernando! ¡¿pero qué coño haces?!
La vigilante de seguridad apareció a la vuelta de la esquina y corrió directamente hacia mí. Intenté escapar, pero ahora la gente se había apiñado para ver el espectáculo con los teléfonos en la mano haciendo videos y fotos. Realmente no tenía donde ir. Mientras Bárbara me perseguía en círculos, Andres se encargó de animar a la multitud.
Gritó: ¡Fernando el espontáneo! ¡Fernando el espontáneo! ¡Fernando el espontáneo!
El canto pronto se extendió, incluso la banda comenzó a corearlo. Cuando se hizo muy fuerte, me desconcentré y perdí de vista a la vigilante de seguridad. Entonces ella consiguió agarrarme por la cintura, y ¡me levantó por encima de su hombro! Al instante se oyeron risas y carcajadas entre la multitud, seguido de un gran aplauso colectivo elogiando el trabajo bien hecho de la vigilante.
Y así, eran casi las dos de la madrugada y yo estaba sentado en la oficina del director, esperando a que mi madre llegase, cubierto sólo con una manta, ante la atenta mirada de Bárbara y del jefe de seguridad, que era un gordo enorme al que los estudiantes sólo conocían como "Manolo el jefe". Manolo iba en pijama, ya que estaba durmiendo cuando esto ocurrió. Yo intentaba explicar lo que había pasado, pero me dijeron que me callara y esperara a mi madre, y que entonces hablaríamos. Mi madre entró, también en pijama, visiblemente enfadada.
"¿En serio, Fernando? ¡No puedo creer que te hayas vuelto tan desvergonzado! ¡Tu comportamiento es indecente!"
Le respondí con el típico "¡Pero mamá, no fui yo, la culpa fue de...!
Ella respondió con el igualmente típico "¡No quiero oírlo jovencito!" Entonces miró a Manolo, y procedieron a discutir mis castigos.
Manolo dijo: "Bien, creemos que Fernando hizo algo muy indecoroso esta noche".
Ofendido, traté de protestar, pero, antes de que ni siquiera pudiera decir una palabra, un gesto amenazante de mi madre levantando el dedo me silenció.
El jefe continuó: "Lo dejaremos en una advertencia sólo por esta vez. Pero si esto sucede de nuevo tendremos que considerar tomar medidas para corregir su comportamiento". Luego se volvió hacia mí y me dijo severamente: "A partir de ahora en las zonas comunes de la universidad te quedas con la ropa puesta. ¿Me has oído, chico?"
Asentí con humildad y luego intenté redimirme una vez más.
"Oiga, esto es una gran confusión. No fue culpa mía, fue..."
Un golpe en la puerta me interrumpió. La puerta se abrió, ¡y entró Andres sosteniendo mi ropa! Él dijo cortésmente: "Siento interrumpir jefe, pero pensé que debía darle esto a alguien. Es la ropa de Fer".
Manolo respondió: "Muchas gracias Andres, y gracias por alertarnos sobre el comportamiento de Fernando".
Traté de replicar con un rápido "¡No, pero...! -" Una vez más me interrumpió Andres.
"Oh, no hay de qué señor. Cuando Fer se desnudó, me dio su ropa y me dijo lo que iba a hacer, pensé que tenía que hacer algo".
Manolo respondió con otro agradecimiento, elogiando a Andres por un trabajo bien hecho. Mi madre incluso dijo: "Siento mucho que hayas tenido que ver eso. ¡Eres un joven tan agradable!"
Yo estaba desconcertado, y sólo podía contemplar la escena boquiabierto. Andres se despidió. Cuando se iba y sólo yo le prestaba atención, me miró y me hizo una "peineta" (mostrando el puño levantando el dedo medio) sonriendo y pronunciando en voz muy baja "jódete".
Más tarde, esa noche, estaba acostado en la cama tratando de relajarme, cuando recibí en mi teléfono móvil un mensaje de Andres que decía: "¡Ey Fernandito! ¡Mira, eres famoso!" Y luego un enlace. Pronto descubrí que Andres había creado un blog en Internet dedicado a mí, con un gran titular que decía "Las aventuras de Fernando el espontáneo"
Miré en shock el vídeo en el que yo salía posando, más otras 25 o más publicaciones con fotos y vídeos corriendo desnudo. Lo exploré frenéticamente tratando de pensar qué hacer, cuando me fijé en la frase que había debajo del título principal, "¿Qué será lo próximo que haga?"