Sus amigos le secuestraron, le desnudaron completamente, le llevaron a casa de la chica que le gustaba (y con la que nunca se había atrevido a hablar), llamaron a su puerta y se fueron corriendo.
Ella no paraba de reír y de mirar su cuerpo, mientras él se sentía muy desnudo y vulnerable.
La chica ni siquiera sabía su nombre ni se había fijado en él antes, pero al abrir la puerta y encontrárselo así había captado toda su atención. ¿Le haría caso a partir de ahora? No hay duda de que sí.